
Elegir el mejor aceite para el motor no es solo una cuestión de marca, sino de entender qué necesita realmente tu vehículo. Cada tipo de aceite tiene propiedades distintas, y conocerlas te ayudará a tomar una decisión más acertada para proteger el motor y mejorar su rendimiento.
Aceite mineral: la opción clásica
El aceite mineral se obtiene directamente del petróleo crudo y se ha utilizado durante décadas. Es adecuado para motores antiguos o vehículos con tecnología sencilla que no están sometidos a condiciones extremas. Aunque cumple con lo básico, su resistencia al calor y su durabilidad son más limitadas, por lo que requiere cambios más frecuentes.
Aceite sintético: máximo rendimiento
El aceite sintético se fabrica mediante procesos químicos que le otorgan mayor estabilidad, resistencia a temperaturas extremas y mejor lubricación. Es ideal para motores modernos, vehículos de alto rendimiento o entornos climáticos exigentes. Además, permite alargar los intervalos entre cambios de aceite, lo que reduce el mantenimiento.
Aceite semisintético: equilibrio entre coste y eficacia
Combina propiedades del aceite mineral y sintético. Ofrece mayor protección que el mineral, pero a un precio más accesible que el sintético puro. Es una buena opción si buscas mejor rendimiento sin pagar demasiado.
Viscosidad: entender los números
La viscosidad indica cómo fluye el aceite en diferentes temperaturas. Por ejemplo, 5W-30 o 10W-40. El primer número (antes de la “W”, que significa “Winter”) representa el comportamiento en frío, y el segundo, en caliente. Elegir la viscosidad adecuada, según el manual del fabricante, es fundamental para asegurar una buena lubricación.
Aditivos: un plus de protección
Muchos aceites incorporan aditivos que mejoran su desempeño. Algunos ayudan a mantener el motor limpio, otros reducen la fricción o previenen la oxidación del aceite. Según tus hábitos de conducción, ciertos aditivos pueden ofrecerte una protección extra valiosa.
Para elegir el mejor aceite, tené en cuenta el tipo (mineral, sintético o semisintético), la viscosidad y los aditivos. Cada uno de estos factores influye en la protección, eficiencia y vida útil del motor. Elegir bien hoy puede evitar problemas mañana.